lunes, 25 de abril de 2011

CUANDO ERA CHUIQUITICO YO CREÍA QUE LAS COSAS ERAN FACIL COMO AYER

Decidir, verbo que relata la acción según la cual analisamos circusntancias y de acuerdo a nuestro raciocinio conducimos nuestro actuar posterior de una forma u otra, racionalmente no suena tan complicado sino mas bien un poco extenso, eso pensaría, pero en la practica es algo mas profundo, se trata de lo que implica una decisión, es decir su consecuencia, de como y porque se elige algo y no lo otro, del dejar de hacer por hacer y de precisamente hacer eso y no otra cosa, ahí la dificultad de decidir, la palabra de 7 letras que me hace tener infinidad de pensamientos, posibles dolores de cabeza y me impide dormir, saber exactamente qué es lo correcto, si lo errado no es precisamente la mejor decisión en ese momento, como estar seguro que el método de pros y contras funciona, como no temer a las consecuencias, como escuchar el corazón, como seguir el instinto, o como atender los consejos sin sentirse manipulado.



No sé el resto de la humanidad pero yo admito que envidio a los bilingües, incluso me conformaría con tener un traductor, y es que aquellas personas que logran entender el idioma de los latidos, los que saben cuándo el corazón dice sí o no, cuando pide tiempo, cuando esta tan convencido que no se toma la molestia de latir, esos que descubrieron a que equivale un latido completo uno y medio o dos muy rápidos; siendo menos romántica y más realista preferiría ser de esos que hacen listas organizadas y metódicas los que logran encontrar y dividir pros de contras, los que no confunden lo bueno con lo malo, más bien los que tienen claro que es bien y mal, esos que logran chulear cada palabra que describe una virtud o un defecto y al finalizar la página tienen claro su proceder, incluso me daría por satisfecha con ser capaz de vivir cada día como si fuera el ultimo, con tomar cada decisión como la primera, con convencerme de que no hay mañana ni ayer que solo existe el hoy, pero quien engaño con ese cuento a quien le miento a la cara y le doy ese consejo ridículo repitiendo frases de cajón, y es que si decidir fuera fácil no se habrían inventado tantas formas de hacerlo.



Esta condición de ser humano  recordar que existió un ayer, de tener ese absurdo convencimiento y estúpida creencia de un mañana, eso de reconocer mis errores, llegar incluso a pensar en lo que me pasa durante el momento mismo en que estoy dilucidando, ese inevitable espacio de tiempo que me deja respirar en paz antes de que se me acabe el aire, así me siento al tener que decidir, porque hace mucho renuncie a las clase de lenguaje de corazón I, descubrí que no soy metódica y mis listas son un fracaso rotundo, no se ni puedo dejar de vivir el ahora con una mezcla de ayer y de mañana, evado mi vida fluyendo como agua, porque no se decir si cuando corresponde una respuesta afirmativa y decir no me quedo grande desde antes de los quince,  no soy quien para aconsejar a nadie, no alcanzo el estatus para definir los parámetros en que se debe tomar una determinación, y no tengo la convicción de siquiera sugerir el ideal de razonar antes de actuar, por ahora y en mi vida continuare con la práctica de si no se lo que quiero por lo menos tengo idea de lo que no y gracias a ella la técnica del descarte parece apropiada, es probable que me demore más, pero habré degustado mejor el camino, es posible que me gaste una vida buscando la respuesta de algo que no encuentre y justo antes de morir me entere que nunca decidí, pero habré vivido mi vida con mi filosofía y en ese lecho de muerte orgullosa me enfrentare a  una tumba con la conciencia sucia llena de errores y caídas, manchada y desleída pero feliz y agradecida de como mínimo haber sabido decir no a aquello que no quería.

***